Este artículo te dará las respuestas a cómo se gestiona una reclamación de deuda por vía amistosa, la forma más directa, fácil y barata que existe de recuperar tus impagos.
Recurrir a la vía amistosa para reclamar tus deudas es el procedimiento más acertado para recuperar los impagos, por lo menos en primer momento. Siempre será preferible empezar una negociación antes de proceder el caso por vía judicial y acudir a los tribunales. Llegar a un acuerdo amistoso evita muchos problemas, no conlleva el mismo gasto de dinero ni de tiempo.
Eso sí, las dos partes han de tener la buena voluntad de llegar a un acuerdo donde ambas consensuen saldar la deuda que hay por medio. Si esto no ocurre, la negociación se queda estancada y quedaría en punto muerto. En este caso la única posibilidad de cobro pasaría a ser por vía judicial.
¿Cómo hacer una reclamación?
Aún siendo un procedimiento extrajudicial, la reclamación de deudas por vía amistosa atiende a un conjunto de trámites clave. Debe hacerse un requerimiento de pago dirigido al deudor y éste debe recoger una serie de datos:
- Fecha de envío y datos del acreedor.
- Concepto y origen de la cuantía que se reclama.
- Fecha de vencimiento de la factura impagada.
- Intereses o gastos que pudiera haber generado el impago.
Una vez se haya reclamado la deuda, se suele dar un plazo de cortesía para pagar al deudor, dando instrucciones de cómo hacerlo efectivo. Por otra parte, hay que asegurarse de que el documento de reclamación se ha enviado y recibido correctamente, para tener constancia de que se ha hecho hay que hacerlo mediante burofax, requerimiento notarial o correo certificado con acuse de recibo. De esta manera habrán pruebas de la recepción en caso de que se acuda a la vía judicial.
¿Qué pasa si no recibimos respuesta?
Mediante el primer requerimiento lo que deseamos es que sirva para que haya una respuesta positiva y se empiece a negociar la recuperación de la deuda. A veces no se obtiene respuesta inmediata del deudor pero no por ello tenemos que ir inmediatamente al tribunal y es aconsejable ofrecer al deudor nuevas oportunidades.
A veces necesitan un tiempo para entrar en razón y llevarlo a cabo de la manera más directa y sencilla. Es preferible alargar la reclamación por vía amistosa cierto tiempo e ir insistiendo mediante recordatorios. Estos avisos ya se podrán hacer mediante correo electrónico, mensajería instantánea o llamadas telefónicas.
Si el deudor sigue sin poner de su parte, lo más común es ir endureciendo el tono de las notificaciones poco a poco pero nunca llegando a faltar el respeto. Es preferible advertir que en el caso de no recibir respuesta se iniciará la reclamación por vía judicial. Este ultimátum a veces es efectivo.
Si aún así no hay noticias será el momento de plantearse acudir a los tribunales con todo lo que conlleva.
¿Qué pasa cuando sí hay voluntad de pago?
Si el deudor acepta iniciar una negociación tras recibir la reclamación de deuda por vía amistosa hay dos posibilidades. La más rápida y favorable sería el pago inmediato de la deuda. Esta sería la opción ideal pero muchas veces el deudor no es solvente, es entonces cuando se puede acordar un plan de cobro a plazos razonable por ambas partes.
De esta manera se pondría final a la reclamación de deudas cuando todos los plazos se hubieran cumplido. Puede pasar que el deudor deje de pagar otra vez y en esa situación se volvería a considerar ir por la vía judicial. La ventaja esta vez es que se tendrá un documento muy importante para una resolución favorable, el acuerdo de pago firmado que prueba la existencia y reconocimiento de la deuda.
Este proceso, a primera vista bastante simple, es importante que se respalde con especialistas en el ámbito para que no se deje de controlar en ningún momento y se sepa cómo proceder durante cualquier contratiempo. El mensaje y tono de los mensajes, la cantidad de notificaciones y el tiempo entre una y otra son importantes.
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