El control de la solvencia financiera, considerada como la capacidad de una empresa para hacer frente a los compromisos de pago contraídos, permite tomar decisiones a la hora de afrontar problemas potenciales de devolución, establecer nuevas relaciones comerciales o conceder nueva financiación y líneas de crédito financieras y comerciales.

El endeudamiento, esencial para que toda empresa logre evolucionar, tiene su riesgo, la capacidad de devolución de la deuda.

La solvencia financiera se refiere a la capacidad de un agente económico para actuar ante sus obligaciones financieras, es decir, su capacidad para devolver las deudas que ha contraído o las que planea hacerlo.

Es un indicador vital para conocer la situación económica de toda empresa y garantizar su viabilidad a largo plazo. Además, tener una buena solvencia permite acceder a nueva financiación en mejores condiciones, ya que las entidades bancarias asumen que los agentes solventes tienen un menor riesgo de impago de sus préstamos.

 

Diferencia entre solvencia y liquidez

 

Hay que tener claro que son y no confundir solvencia y liquidez. Ambas cosas están relacionadas pero tienen diferencias a destacar.

Mientras la solvencia hace referencia a la disponibilidad de activos suficientes para cubrir sus compromisos, tanto a largo como a corto plazo, la liquidez tiene un enfoque a corto plazo y está centrada en calcular la conversión de los activos de la empresa en dinero. Tener liquidez significa ser solvente a corto plazo pero no lo garantiza en el largo plazo. La solvencia es por tanto una medida más estratégica y la liquidez más coyuntural. 

 

Cómo calcular la solvencia

 

La solvencia, al medir la capacidad de hacer frente a toda

s las obligaciones de pago a corto, medio y largo plazo tiene como base toda la estructura financiera total del negocio, su balance. Su análisis se realiza a través de la ratio

 de solvencia. En concreto mide la relación entre los activos y el pasivo.

La solvencia es un concepto contable. Si el valor de los activos de una empresa es superior a su pasivo o deudas, estará en situación de solvencia

.

Pero también está la otra cara, la insolvencia financiera, situación en la que los pasivos de una empresa son superiores a sus activos. En este caso, la empresa se enfrentaría a una situación de quiebra técnica.

Existen diferentes indicadores que miden la solvencia financiera de una empresa:

  • Ratio de endeudamiento: se calcula dividiendo el total de las deudas entre el patrimonio neto. Si los valores son mayores a 0.60 quieren decir que la empresa está demasiado endeudada.
  • Ratio de endeudamiento a largo plazo: consiste en dividir las deudas y obligaciones que una empresa tiene con terceros y que debe devolver a largo plazo (pasivo no corriente) entre el patrimonio neto. Al igual que el ratio de endeudamiento, si el resultado de tu empresa está entre 0,40 y 0,60 es asumible.
  • Ratio de solvencia: es el resultado de dividir el total del activo entre el total del pasivo exigible. El valor ideal de este ratio es de 1,5. 
    • Si es menor de 1, nos está diciendo que las deudas de la empresa son superiores a sus activos con lo que se encuentra en una situación de insolvencia. En estos casos ni deshaciéndose de todos los activos la empresa podrá hacer frente a sus compromisos.
    • Si es mayor que 1, hay una garantía de que con sus activos pueda hacer frente a las deudas. Cuanto mayor sea ese resultado mayor será esa garantía. Sin embargo, como norma general, un ratio de solvencia muy alto tampoco refleja una buena gestión financiera.  Muchas veces es indicativo de que no se están utilizando estos recursos para nuevos proyectos.  Muchas actividades económicas tienden a ratios de solvencia por debajo del 1,5,  aunque el resultado óptimo dependerá del sector o tipo de negocio del que se trate. 

 

¿Son malas las deudas para la solvencia financiera?

 

La solvencia financiera es un concepto vinculado al endeudamiento. De hecho, las insolvencias se dan por el sobreendeudamiento de una empresa. Sin embargo, la deuda no es buena o mala ‘per se’, sino que depende de cómo se utilice.

En general, la situación ideal se da cuando el valor de los activos de una empresa o una persona es superior al de los pasivos.

 

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